No, no ha sido fácil, para nada de
fácil comenzar a escribir, ¿Cómo empiezo? Tengo la mente en blanco, unos
minutos más y tocara el timbre para el recreo, ya sé, explicare el porqué de mi
nombre y no otro. Bueno mis padres
escogieron este nombre por la actriz Javiera Contador, la Kena de Casado con
hijos. Soy la menor de tres hermanos, el conchito dicen. De a poco recuerdo
cosas que me sucedieron, como aquella vez que fui con mis padres al
supermercado, era muy pequeña y no sé cómo me separe de ellos, pensé que no los
volvería a ver nunca más, me invadió la tristeza y corrí por los pasillos hasta
que los encontré, me di cuenta que eran todo para mí y que los quería conmigo
para siempre. Mis padres tenían la loca costumbre de vestirme a mí y a mi
hermana de la misma manera como si fuéramos gemelas. Nos daban todo, era feliz
esperando la navidad, aunque mi hermano me dijera Javi te portaste mal, el
viejito pascuero te dará un carbón. Nunca me encontré con un carbón, al contrario
un saco lleno de juguetes, los cuales eran los mismos para mí y para mi
hermana, porque si no era así nos pondríamos a pelear. Con el tiempo me empezó a
dar igual esto, pues mi madre me decía
que en la vida hay que compartir y es algo que hago hasta el día de hoy.
Nadie
esperaba mi llegada al mundo, excepto mi hermano que quería un hermanito,
lástima que fui mujer. Cuando nací no lloré, no tenía energías porque días
antes a mi madre no la habían alimentado, cosas de la salud de Chile. Con mi
hermano jugabamos siempre, a pesar de que la mayoría de las veces
terminaba con alguna herida o con mi nariz ensangrentada. A mi hermano lo
castigaban haciéndolo mirar la pared por horas. Como no olvidar el tirón de
oreja, la abofeteada en la boca, mi amiga la correa y esos coscorrones, eran
típicos al momento en que me portaba mal, era contestadora o cuando me
enseñaban cosas. Me pregunto cómo sería ahora, si no hubiera pasado por las
cosas anteriores mencionadas lo más probable es que estaría dedicándome a
cualquier cosa menos a estudiar, como es el caso de algunos de mis primos.
Desde pequeña el hecho de ir a carnicerías resultaba un trauma para mí, recuerdo el olor y al carnicero sin expresión cortando la carne para el almuerzo. No podía creer que fuera parte de un sistema en donde consumiéramos animales que tienen la capacidad de sentir dolor al igual que nosotros y sobre todo el derecho a vivir. Que decir de los actos despiadados que ocurren en los mataderos, mejor ni hablar. Nadie pensaba en esto y en mi crecía un gran rechazo por la carne, no fue nada fácil dejarla, puesto que mi padre se dedica a vender carne y es lo más consumido en casa. Con el tiempo aceptaron mi decisión de ser vegetariana.
Cuando mis hermanos crecieron, cada vez existió menos comunicación, ya ni los veía, estaba sola, mis padres trabajaban como siempre para que nada nos faltara, por lo tanto yo comencé a vivir en mi mundo. Mis padres fueron tan protectores conmigo que no me dejaban salir y compartir, así que quedaba triste en una especie de burbuja. Me convertí en una persona solitaria y tímida. Tenía dificultades para relacionarme con los demás, era difícil hacer amigos.
Desde pequeña el hecho de ir a carnicerías resultaba un trauma para mí, recuerdo el olor y al carnicero sin expresión cortando la carne para el almuerzo. No podía creer que fuera parte de un sistema en donde consumiéramos animales que tienen la capacidad de sentir dolor al igual que nosotros y sobre todo el derecho a vivir. Que decir de los actos despiadados que ocurren en los mataderos, mejor ni hablar. Nadie pensaba en esto y en mi crecía un gran rechazo por la carne, no fue nada fácil dejarla, puesto que mi padre se dedica a vender carne y es lo más consumido en casa. Con el tiempo aceptaron mi decisión de ser vegetariana.
Cuando mis hermanos crecieron, cada vez existió menos comunicación, ya ni los veía, estaba sola, mis padres trabajaban como siempre para que nada nos faltara, por lo tanto yo comencé a vivir en mi mundo. Mis padres fueron tan protectores conmigo que no me dejaban salir y compartir, así que quedaba triste en una especie de burbuja. Me convertí en una persona solitaria y tímida. Tenía dificultades para relacionarme con los demás, era difícil hacer amigos.
Me puse a jugar en línea
y conocí muchas personas de Chile al igual que distintas partes del mundo.
Entre todas esas personas estabas tú, Garay fuiste lo más importante para mí,
siempre podía hablar contigo y me dabas consejos, aunque nunca nos
habíamos visto. Me enamoré de ti y no le di importancia a los mil kilómetros
que nos separaban, ahora sé que amo lo difícil, lo que duele. El mejor día fue
cuando te vi por primera vez, tenía dieciséis años y tu dieciocho, estaba muy
nerviosa, ya que habían sido años chateando y teniendo una relación a
distancia. En el terminal Sur llegaban
buses, otros se iban y no te veía por ninguna parte. Comencé a caminar y me
topé con una multitud de personas y
alguien me saco mi gorra, eras tú. Te abrace, no podía estar más feliz, tu
sonrisa, si, esa sonrisa fue mi perdición. Pasó el tiempo y cambiaste
totalmente como de un día para otro. Estaba muy triste, nadie lo notaba, pues
siempre me estoy riendo por cualquier cosa, sin embargo estaba destrozada. Nunca me ha gustado hablar de lo que me pasa,
me guardo todo, pero llega un momento en que explotas.
El amor de mi vida se marchó y salude a la depresión. Nadie se daba cuenta de lo que me sucedía. Me autolesionaba y deje de comer. Baje de peso y toda mi ropa me quedaba enorme. En las redes sociales era bombardeaba de imágenes con la llamada perfección, esto lograba que me odiara. Fue tanto lo que cambie que me obligaron a ir al psicólogo, no iba dispuesta a hablar de mi vida, pero no me di cuenta cuando comencé hablar hasta por los codos. Aprendí que cuando se marchan las personas quedan los buenos momentos y esto debería hacerme feliz. Los golpes de la vida me fortalecieron como persona, es por eso que si mañana sucediera algo, estoy preparada para afrontarlo. Buscaba la perfección pero descubrí que no existe, dejando de comer lo único que iba a lograr era enfermarme y dañar a las personas que me quieren.
El amor de mi vida se marchó y salude a la depresión. Nadie se daba cuenta de lo que me sucedía. Me autolesionaba y deje de comer. Baje de peso y toda mi ropa me quedaba enorme. En las redes sociales era bombardeaba de imágenes con la llamada perfección, esto lograba que me odiara. Fue tanto lo que cambie que me obligaron a ir al psicólogo, no iba dispuesta a hablar de mi vida, pero no me di cuenta cuando comencé hablar hasta por los codos. Aprendí que cuando se marchan las personas quedan los buenos momentos y esto debería hacerme feliz. Los golpes de la vida me fortalecieron como persona, es por eso que si mañana sucediera algo, estoy preparada para afrontarlo. Buscaba la perfección pero descubrí que no existe, dejando de comer lo único que iba a lograr era enfermarme y dañar a las personas que me quieren.
Antes de la revisión y final del viernes.. Corregir ortografía y refacción. Ponga algún punto aparte!
ResponderEliminarJaviera:
ResponderEliminarMucho mejor.
Errores en los margenes. Ojo.
Excelente redacción y estilo narrativo.
NOTA: 70